La Bacanal de Tiziano
La Bacanal de Rubens
LA BACANAL
(Tiziano. Cadore, 1477-Venecia, 1576)
La figura de esta durmiente es de una plenitud y una lujosidad supremas, pero sin ningún exceso, sin ninguna explotación ilegal, escandalosa. Nos encontramos ante un desnudo muy justo, equidistante de una sensualidad y una pureza, sujeto a un equilibrio difícil entre la generosidad y la contención. En Rubens tropezamos siempre con un abuso de confianza plebeyo, y si no fuese por su esplendorosa salud, incluso nos resultaría pornográfico; pero la salud es vida, y así lo pornográfico queda, automáticamente excluido, ya que lo pornográfico es muerte, separación de la vida, abstracción. Rubens es escandaloso, sí, pero acaba por salvar a sus figuras del ahogo pornográfico, no gracias a la belleza o al arte, sino gracias a su salud, a su felicidad. El equilibrio de Tiziano es mucho más secreto, y parece residir en un rincón más profundo de su ser, de su espíritu. Técnicamente, pictóricamente, el volumen de este cuerpo ha sido logrado sin los recursos del claroscuro, como sólo ha de lograr después Velázquez en su Venus del espejo y Manet ha de intentar lograrlo con propósito deliberado y postizo, es decir, sin autenticidad, en su aplastada Olimpia. Pero quizá tampoco se trata aquí, como pensábamos, de técnica, sino de sentimiento una vez más, una vez más espíritu; si se hubiese utilizado el claroscuro, podríamos llamarlo técnica, la técnica del claroscuro, pero su ausencia -que no es aquí un alarde-, se debe sin duda a un poder oculto, casi mágico.
Ramón Gaya
México, 1955
1 comentario:
Qué buena idea traernos los textos de Ramón al lado con los cuadros que comenta. Gracias, J y C.
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