R.G. y M.B. en Lisboa, 1992.
“Para mí
Ramón Gaya fue y sigue siendo un guía”
Hace cuarenta
años que Manolo Borrás fundó, junto con Manuel Ramírez y Silvia Pratdesaba, la
editorial Pre-Textos, uno de los proyectos editoriales más firmes y sinceros
del panorama español. Desde sus comienzos, Pre-textos ha sido fiel y coherente
en su difusión literaria, así como en la cuidada muestra de la grandiosidad y belleza
que la literatura encierra. Ramón Gaya ha publicado sus reflexiones más
importantes en la editorial que dirige Borrás y también ha ilustrado numerosas
publicaciones.
Hoy
entrevistamos a uno de sus más fieles amigos y seguidores, quien ha llegado a
afirmar recientemente en el diario `El Mundo´, “que la experiencia cultural que
más le cambió su manera de ver la vida fue la amistad con Ramón”, añadiendo que
“hubo un Manuel Borrás antes y otro
después de conocerle.” Hoy nos responde a nuestra entrevista del Museo este
gran conocedor del pensamiento de Gaya.
M.R.G. ¿Quién es Ramón Gaya?
M.B. - Para mí Ramón Gaya fue y
sigue siendo un guía. Es más, creo, sin temor a equivocarme, que es una figura
central de la cultura en español no sólo del Siglo XX sino también del XXI.
Tengo para mí que va a costar reconocérselo por su rigor y exigencia morales,
algo a lo que en nuestro medio no estamos muy acostumbrados, pero que al final
acabará imponiéndose por el propio peso de su obra y pensamiento.
M.R.G. ¿Cuándo conoces a Ramón? ¿En
qué momento te das cuenta de que se trata de una persona especial?
M.B.- Conozco a
Ramón a raíz de una entrevista que le leo en la revista `Letras´ de Valencia, a
cuyo mando estaban mis amigos Tomás March y Santiago Muñoz. Me causaron tal
impresión sus declaraciones que corrí a preguntar a los amigos la posibilidad
de verle, de conocerle personalmente. Dicho y hecho, a los pocos días estaba
entrando en su estudio de aquella época, en la calle Grabador Esteve, de
Valencia y hasta hoy.
M.R.G. ¿Qué hay de Ramón en ti?
M.B - No sabría contestar a esa
pregunta con precisión, pero quizá valga decir, aparte de que su huella en mí
será ya indeleble, que el simple hecho de pensar en él me da equilibrio y una
seguridad en lo que estoy haciendo sin duda extraordinaria. Ramón es como mi
fiel de la balanza, un guía, insisto.
M.R.G. ¿Cuánto tiene aún por
enseñarnos la obra de Ramón?
M.B.- Su obra pictórica y literaria
está ahí y creo que puede serle muy útil a aquél que quiera internarse en ella.
Siempre, claro está, que se haya liberado antes de muchos de los prejuicios con
los que nos lastró el Siglo XX. A él hay que acceder limpiamente, sin ideas
preconcebidas ni anteojeras.
Murcia, 2 de junio de
2016.
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