R.G. Mujer con pai-pai, 1928
En 1928, Ramón Gaya viajaría a París junto con los pintores Pedro Flores y Luis Garay, visita los museos, conoce a Picasso y a Bores y hace una exposición en la galería Aux Quatre Chemins. A pesar del éxito de la exposición y de lo atractivo de la vida de París, pasados unos meses decide regresar. Ramón Gaya describe sus impresiones de esa estancia y de sus decepción ante las vanguardias en una carta dirigida a su amigo Juan Guerrero. Hoy publicamos un fragmento de una de las cartas que Ramón Gaya escribiría a Juan Guerrero desde París, en la que a pesar de su juventud, reflexiona -hondamente- sobre la vida.
Para vivir son indispensables los recuerdos; y a la llegada forzosamente hay que alimentarse de los recuerdos de España. Más tarde, cuando ya se alejan las primeras impresiones, los primeros hechos, y estos hechos y estas impresiones se pueden utilizar ya como "recuerdos", es cuando se le empieza a querer. Para estar centrado hace falta tener espacio delante y detrás. El "delante" será venidero, el "detrás" la historia. La historia es inevitable e indispensable. Por eso, conforme se va fabricando "pasado" se va adquiriendo tranquilidad y centro. Matilde, Supervielle, Bores, y la librería de León Sánchez han influido mucho en la formación de este cariño que ya siento por París.
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