EPITALAMIO
A M. y T. S., el día
de su casamiento.
Desde aquí, desde el centro
de esta cárcel abierta,
veo irse dos seres
tanteando certezas.
Están hoy tan seguros
de lo mismo que ignoran,
que deshacen lo firme,
que lo incierto es de roca.
Algo nuestro se cumple
cuando niegan el aire
con su amor: lo de todos,
lo sin dueño, lo errante.
Todo es tiempo prestado,
sólo el alma es de carne.
de esta cárcel abierta,
veo irse dos seres
tanteando certezas.
Están hoy tan seguros
de lo mismo que ignoran,
que deshacen lo firme,
que lo incierto es de roca.
Algo nuestro se cumple
cuando niegan el aire
con su amor: lo de todos,
lo sin dueño, lo errante.
Todo es tiempo prestado,
sólo el alma es de carne.
De Ramón Gaya. México. 1948
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