No, no venimos a ser felices ni desdichados, sino a cumplir con nuestro deber. Hallar cuál es el deber que se nos asignó y cumplirlo o esforzarse en cumplirlo, esa puede ser nuestra felicidad, o dicho de otro modo, nuestra tranquilidad.
Ramón Gaya. El extremoso deber del artista. México.1940.
Felicitación de Navidad del Museo Ramón Gaya.
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