jueves, 2 de septiembre de 2010

EL PECADO ORIGINAL DE LO PICTÓRICO

Grabado paleolítico del Valle del Coa


Cuando leí por primera vez el "Sentimiento de la Pintura" una de las cosas que más me llamaron la atención en aquel momento era que Gaya veía la pintura veneciana -lo veneciano-, no como un estilo, una escuela o un movimiento, sino como "la reaparición de lo pictórico perenne, de lo pictórico original, del pecado original de lo pictórico". También en múltiples ocasiones le oímos hablar de lo pictórico como una línea fija y continua que desde siempre ha acompañado al hombre; un lugar que aunque muy pocas veces había sido alcanzado, siempre estaría ahí para ser cumplido. Debo reconocer que en aquel momento inicial de acercamiento a su pensamiento, e incluso bastante tiempo después, no terminaba de entender aquella aseveración: que lo pictórico no era algo construido por el hombre, sino una cualidad originaria de él, no era fácil de asimilar.




Zona en la que se encuentran los grabados


Hace unos días visitábamos los petroglifos paleolíticos del Valle de Coa, en Portugal, un numeroso conjunto de grabados sobre planchas de pizarra, descubiertos no hace mucho y cuya importancia radica, sobre todo, en que se trata de las primeras muestras de arte del Paleolítico Superior encontradas fuera de las cuevas. Están datadas en unos 22.000 años de antigüedad y la temática es naturalista, con representaciones de animales, caballos, toros, ciervos, peces...




Grabado de un caballo


Como era de suponer, el guía se esforzaba para explicarnos el origen ritual de estos grabados, un origen que no debía ser otro más que para asegurar la futura caza, o incluso para agradecer el alimento conseguido. Mientras veíamos esas obras talladas en la roca y el guía argumentaba muy convencido sobre esos prácticos orígenes, pensé en Gaya y en el "pecado original de lo pictórico"; y es muy posible que tuvieran ese significado, u otros parecidos, pero no podía ser que 17.000 años antes de las civilizaciones mesopotámica y egipcia estos hombres tuvieran ese grado de atención sobre la realidad si no era por algo más que por una simple necesidad ritual. No, está claro que se trataba de una aparición del "sentimiento pictórico"; ninguna otra necesidad temporal podría justificar tanto amor y tanto respeto por la realidad que estaban viviendo. ¿Cómo se explica, si no, el grabado de una yegua montada por un caballo, al que se le han dibujado tres movimientos sucesivos de la cabeza?

Juan Ballester



Grabado de una yegua montada por un caballo

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