viernes, 24 de diciembre de 2010

UN DESEO


No sabía nada, la verdad, pero debo reconocer que se alegra uno mucho cuando ve una imagen gigante de un cuadro de Ramón Gaya sobre un edificio en el centro mismo de la ciudad, en la mismísima plaza de Belluga y frente a la catedral. Pronto acabará el año del centenario y creo que ha sido un tiempo muy fructífero para su recuerdo y su obra: se han realizado exposiciones muy importantes, ha habido jornadas de reflexión, publicaciones...; sin embargo, a uno le gustaría que la figura de Gaya representara algo más, que no se quedara en ser otro pintor -más o menos reconocido- de un tiempo ya consumido, que mirar sus cuadros no satisficiera únicamente nuestro diletantismo pictórico; a uno lo que le gustaría de verdad es que acercarse a la obra de Gaya significara un punto de inflexión, un lugar desde el que el hombre de hoy pudiera retomar el camino perdido de lo pictórico. Y nor por Gaya, claro, sino por todos nosotros, por nuestro futuro.

Juan Ballester

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