Metopa del Partenón. Museo del Louvre. París
París 4 julio 1952
Parecerá, desde ahí, muy imposible que no pueda escribir cartas, pero es la verdad. Se está en un fragor constante, no hay tiempo para nada, y cuando termina el día, se quiere dormir simplemente, descansar de tanto alimento. Para un ritmo lento y contemplativo como el tuyo, sería difícil; claro que terminarías por limitarte a una de las partes de París, olvidando todas las demás. Pero es terrible (estando así, como yo, de paso) ver alrededor nuestro tantas y tantas posibilidades a vivir. El 12 salgo para Venecia (no sé dónde dormiré en Venecia, porque parece ser que todo está repleto, pero no me apura lo más mínimo) y esperaré a Concha, a Clarita y a Juan, que llegarán allí el 19. He visto (en el Louvre) un trozo original del Partenón que me dejó tieso; cuando ve uno piezas así deja, instantáneamente, de entender de arte. Pero la adquisición más decisiva -al entrar en Europa- creo que es la de tomar posesión (de nuevo) de la Edad Media; yo tengo la sensación de haber recuperado un miembro o un sentido (un brazo, el oído), y más que ver y contemplar algo, siente uno que pasa a ser algo, algo como un espíritu casi físico, un espíritu corpóreo, una verdad completa.
Hasta otra.
Ramón
Carta de Ramón Gaya a Tomás Segovia.
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