domingo, 22 de enero de 2012

EL ESPACIO VACÍO

Estudio de Ramón Gaya en Valencia. 7 de febrero de 2004. Foto: JB

E.A. ¿Cuántas horas dedicaba usted en México a pintar? ¿Cómo era su vida, cómo se organizaba?

R.G. Pues muy desordenadamente y sigo igual. Porque yo necesito mucho espacio para poder pintar verdaderamente. Es decir, no soy de esos pintores que se levantan por la mañana, se ponen una blusita y empiezan a pintar así, muy aplicaditos. Yo eso no lo puedo hacer. El cuadro, para mí, es una cosa que se produce y, si por ejemplo, tengo cosas que hacer, tengo que ver a alguien o esta entrevista, por ejemplo... No le quiero dar remordimientos pero, el solo hecho de saber que pasado mañana tengo que ver a una persona, dedicarle la mañana, pues me inutiliza esos dos días. Me inutiliza por completo; puedo leer, puedo oír música, es decir, puedo recibir pero no puedo dar. Quedo inutilizado porque necesito mucho espacio vacío, mucho vacío en torno para que yo pueda estar con todas mis fuerzas. Porque hoy ya no busco, ya no tengo luchas de tipo técnico; la técnica que yo podía necesitar más o menos ya está en mis manos, ya no tengo que hacer búsquedas de ese género. Necesito todo realmente, para dar en el clavo, para utilizar lo mejor de mí mismo. 

De una entrevista concedida por Ramón Gaya a Elena Aub. Valencia, 1981.

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