domingo, 22 de febrero de 2009

LA PERSONIFICACIÓN DE LA PINTURA

RG. Autorretrato. 2000


En los diversos autorretratos que hizo a lo largo de su vida suele vérsele proyectado en un espejo ante naturalezas muertas. Concurren, con él, tal vez unos libros, algunas granadas, un abanico, unos vasos con flores y, casi siempre, copias de sus pintores predilectos: todo aquello comparte una única verdad. Pero hay un autorretrato de su tiempo de senectud (del año 2000) -el último, quizá-, que es, sin duda, el más intenso e impresionante de todos ellos. En él, como en sus otros cuadros de este período, casi se renuncia al color, se produce una fusión entre el dibujo y la pintura y descontextualiza el escenario con el predominio de las superficies sin mancha. El espejo ni siquiera aparece: el espejo es precisamente el lienzo en blanco. Sobre él su rostro se adivina, pues en apariencia está inacabado. Ya no hay aquí homenajes a los pintores, ni libros, ni adornos; sólo una jarra y un vaso con unas cuantas rosas. Creo que este autorretrato encarna -más que ningún otro de los suyos- la plena personificación de la Pintura en el trabajo consciente del pintor y la inexplicable tensión que impregna la realidad.

Antonio Moreno. De "La creación de la realidad". 2009

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1 comentario:

Reverendo Hoover dijo...

Hola! Gracias por la visita a mi página, porque eso siempre le gusta a uno, y porque así he podido descubrir este blog. Estamos en contacto, un saludo.