Isabel Verdejo y Ramón Gaya en La Academia, Venecia. Oct. de 1988. Foto: JB
...En consonancia con otros pensadores amigos suyos con los que dialogó (María Zambrano en El hombre y lo divino, Octavio Paz en El arco y la lira), y a la zaga del estudio Lo santo de Rudolf Otto, muy leído en la traducción de la Revista de Occidente, Gaya denomina “lo sagrado” a ese carácter excesivo de lo real indeterminado que, con su superioridad abrumadora, resulta amenazante, y lo concibe como un foco activo, creador, que irradia inagotable desde un fondo abismal, insondable. Además, la emanación incesante de esta fuerza absoluta posee una belleza aterradora. El 10 de febrero de 1953 escribe: “En la belleza -absoluta, pura- hay algo de inhóspito y como vedado, que ha vuelto siempre loco -y a veces tonto- al hombre”.
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