Homenaje al Entierro, 1991.
El arte no es religión, pero nos llega de ese mismo
lugar profundo y oscuro como un pozo, del cual nos llega la religión -no lo
divino, puesto que lo divino nos llega siempre de arriba, de la claridad de
arriba-; el arte viene de donde viene el impulso religioso, el don religioso,
es decir, la sed; el arte creador nos llega de muy lejos y de muy abajo, como
de un abismo, pero no de un abismo de caer en él, sino un abismo de nacer de
él; de allí debió de venir también la filosofía: otra hermana, otra agua.
R.G., Naturalidad del arte y artificialidad de la crítica, 1996.
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