Alfonso Pérez Sánchez: "Hace ya más de un cuarto de siglo que, en la primavera de 1960, tuve ocasión de encontrarme por vez primera con las obras y las palabras de Ramón Gaya en una exposición en la madrileña Galería Mayer, ya desaparecida.
Me sorprendió entonces aquella pintura a contrapelo de cuanto se jaleaba y se exaltaba en los reducidos círculos artísticos jóvenes y “modernos” de la cerrada España de aquellos años. Joven yo, y deseoso de “modernidad”, me avergonzaba casi de que aquellos breves lienzos, tan reales y verdaderos, pudiesen emocionarme con la misma emoción que me sacudía en las salas del Prado."
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Me sorprendió entonces aquella pintura a contrapelo de cuanto se jaleaba y se exaltaba en los reducidos círculos artísticos jóvenes y “modernos” de la cerrada España de aquellos años. Joven yo, y deseoso de “modernidad”, me avergonzaba casi de que aquellos breves lienzos, tan reales y verdaderos, pudiesen emocionarme con la misma emoción que me sacudía en las salas del Prado."
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