martes, 27 de noviembre de 2007

SENTIDO AUTOCRÍTICO

La silla. 1923


R.G. "De eso no me acuerdo. Lo que recuerdo es que en mi casa se guardaban dibujos míos firmados ya como obras, firmados ya con la pedantería del artista, de cuando tenía seis años. Dibujos del natural: figuras, paisajes, palmeras, árboles; y todo eso del natural, no esos árboles y esas figuras que se inventan los niños. Yo tenía poca inventiva, a mí me gustaba reproducir, recoger lo que veía en la realidad, y lo más cercano a la realidad que pudiera. Y como, claro, no sabía nada o sabía muy poco, rompía furiosamente los dibujos; cosa rara. Lo digo porque eso no es una actitud infantil. El niño, precisamente, cuando hace tres líneas y no se las entienden las explica: "Esto es una señora que va a la compra y éste es su hijo", y son unas líneas que uno no entiende. Es decir, el niño no renuncia nunca a una sola línea de las que hace; las quiere hacer válidas. Muchas veces me reñían mis padres porque rompía inmediatamente lo que yo creía que no estaba bien, que estaba lleno de errores. Y es que yo tenía ya en ese momento un sentido crítico, autocrítico muy grande. Me parece importante señalar eso, porque sí parece raro en un niño".

Entrevista concedida por R.G. a Elena Aub. Valencia, 1981


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