R.G.: "Concha, de todas las personas que conozco, no digo que sea la más profunda -¿quién podría dictaminar y decidir... eso?-, pero sí que dispone de una atención más profunda. Ese poder de atención extrema, de concentración extrema, se debe, en parte, a su muy decidida abstinencia; porque, por extraño que pueda parecernos, en cuanto alguien cede a la tentación de... hacer, su facultad de ver, de comprender, de percibir, de recibir y de adentrarse en la realidad, se debilita: el... quehacer se apodera de todo, lo vacía todo."
Diario de un pintor, Verona, julio de 1952. En: O.C. Tomo III, Edt. Pre-Textos
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