El juicio de Paris, Peter Paul Rubens, ca 1638-1639 (Museo del Prado, Madrid)
Es un cuadro de una lozanía única; pintado por transparencias, acuarelado al óleo, da la impresión de una gran rosa basta, descarada, estallante, no de jardín, sino de huerta. Creo que pocas veces se ha llegado a un sentimiento tan extremoso, tan agudo de la piel y la carne femeninas. Tiziano mismo no llegó tan lejos y quiso mantenerse a una distancia en que la belleza todavía puede reclamar su parte. Lo que resulta escandaloso en Rubens no es la desnudez, ni la exuberancia, sino la proximidad.
De “Recinto español” México 1955
Es un cuadro de una lozanía única; pintado por transparencias, acuarelado al óleo, da la impresión de una gran rosa basta, descarada, estallante, no de jardín, sino de huerta. Creo que pocas veces se ha llegado a un sentimiento tan extremoso, tan agudo de la piel y la carne femeninas. Tiziano mismo no llegó tan lejos y quiso mantenerse a una distancia en que la belleza todavía puede reclamar su parte. Lo que resulta escandaloso en Rubens no es la desnudez, ni la exuberancia, sino la proximidad.
De “Recinto español” México 1955
R.G. óleo "Las tres Gracias" de Rubens. 1999
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