Pero, para terminar, hay algo en lo que quisiera insistir: su doble condición de pintor y ensayista. Gaya parecía quejarse ante algunos entrevistadores de que se le reconociese más su oficio con la pluma que con el pincel. Yo no soy del parecer de estos. Es tan buen pintor como ensayista. Él se definía como un “pintor que escribe”, que lo central era en él la pintura, pero que otra “necesidad absoluta” que sentía era la de escribir, mas como complemento de la otra.
Sería digno de estudiar con atención, por cierto, el quicio que deja abierto entre lo que muestra visualmente y lo que expone verbalmente. Pero, ¿cómo algo que es absoluto, también, puede compararse con otra cosa, incluso completarse con otra cosa, absoluta, por lo demás?
Sería digno de estudiar con atención, por cierto, el quicio que deja abierto entre lo que muestra visualmente y lo que expone verbalmente. Pero, ¿cómo algo que es absoluto, también, puede compararse con otra cosa, incluso completarse con otra cosa, absoluta, por lo demás?
Ricardo Tejada.
De "Ramón Gaya de cuerpo entero", publicado en BiTARTE, Diciembre de 2008.
Leer texto completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario