Paestum. Lo griego no tiene la soberbia de lo egipcio ni lo romano. Lo griego no está en competencia, vive tranquilo, en una paz, en una naturalidad. Lo egipcio y lo romano viven en lucha, enfrentándose a todo lo otro, y enfrentándose a la historia, impidiéndose a la historia. Lo griego sólo tiene una parte débil, vulnerable: su ideal de perfección; es, claro, una inocencia, un primitivismo.
R.G. "Anotaciones no utilizadas". (Insistencias. 1973-1974)
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