El camino mejor para llegar a Andrés Trapiello es admirar a Ramón Gaya. Estoy en Murcia, naturalmente he visitado el museo dedicado a Ramón Gaya, ¡mucho más que un gran pintor! y he recordado algunos encuentros con este hombre esencial, tímido, casi secreto por su discreción y de una importancia notable en nuestra pintura. Un elegante velazqueño. Además, un excelente escritor, ensayista, poeta y una persona importante desde le ética y la estética. Una vez estuve unas horas en su casa madrileña, al lado de la Plaza Mayor, mantuvimos una conversación grabada que nunca se pudo emitir por fallos técnicos. Una torpeza muy marca de la casa, de la mía, claro.
En Murcia, la ciudad de su infancia, de su adolescencia y a la que siempre volvió, esa ciudad, ese sitio de "solitaria sustancia...una singularidad imprecisa, misteriosa, secreta, fina, inefable, indecible, invisible" Así se refería a su ciudad perdida. Esa ciudad desaparecida de su infancia que siempre llevó consigo.
Del escrito: "De Gaya a Trapiello". Javier Rioyo.
En Murcia, la ciudad de su infancia, de su adolescencia y a la que siempre volvió, esa ciudad, ese sitio de "solitaria sustancia...una singularidad imprecisa, misteriosa, secreta, fina, inefable, indecible, invisible" Así se refería a su ciudad perdida. Esa ciudad desaparecida de su infancia que siempre llevó consigo.
Del escrito: "De Gaya a Trapiello". Javier Rioyo.
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