Gaya vuelve una vez más a su maestro primero, al pintor por excelencia. Ese que para él expresa más verdad; con Velázquez el arte no se hace, como quisiera Platón, degradación de la realidad, sino verdad él mismo. Arte pleno es verdad. Y nadie ha alcanzado tanta verdad en pintura como Velázquez. En el cuadro de Orihuela, Gaya se fija para su homenaje en ese ángel tan real, tan sólidamente sereno, tan pleno. Ángel en el que sostenerse cuando nuestras fuerzas, hombres débiles hechos de carne débil, se agotan. Cuando sucumbimos a las contrariedades y el arte verdadero nos hace descubrir el rostro de los miedos que nos acechan.
Del texto: " Santo Tomás en Orihuela" de José Vicente Quirante, escrito para "Los cuadros de las estaciones" del Museo Ramón Gaya.
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RG frente al "Homenaje al Velázquez de Orihuela". Valencia, 1991. Foto: JB
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