Y Salzillo en su encierro preso. Porque al no ser escultor no sabe vivir dentro de nada guardado. Necesita el aire y el polvo. Por eso está mal en Jesús. Su “Dolorosa” es más que una imagen y menos que una escultura. La mañana es su sitio, su sala propia, su museo. Las “figuras” de Salzillo necesitan de cómplices, la vida en torno, Murcia en torno, la luz más polvorienta cogiéndoles de la cintura.
Ramón Gaya. De "Ángel polvoriento. Lazo de retorno II". Murcia, 1934. Obra Completa. Editorial Pretextos. 2010.
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