viernes, 28 de octubre de 2016

LA MÚSICA, VICTORIA DE LOS ÁNGELES Y RAMÓN GAYA.

R.G., Victoria de los Ángeles, 1986.


Además de una gran amistad, Ramón Gaya sentía admiración por el talento de la cantante Victoria de los Ángeles. Desde el día que escuchó Manon de Massenet, interpretada por ella, Ramón afirmaba darse cuenta de que no era, simplemente, una gran cantante, sino algo más, un gran espíritu: "Me di cuenta de que Victoria había llegado, con el sentimiento -no con un sentimiento... sentimental, sino musical, estrictamente musical-, al centro de una ópera más bien modesta, aunque inspirada, y había encontrado en su dentro a un músico tan sensible, o más, que Massenet, pero sobre todo, mucho más fuerte. Había visto, sentido, que en Massenet dormía Debussy, y Victoria lo había despertado. Lo había evidenciado, como sin querer".  Ramón sentía que la relación de Victoria con la música no era la de intérprete únicamente, sino de creadora.

Sirvan estas palabras del pintor, recogidas en la carta que dedica a Victoria de los Ángeles, para definir la música:

"La música, la música verdadera, cierta, no es algo que suena y que sucede en el tiempo, sino algo, diríamos, mucho más inasequible, más difícil, más recóndito; algo que ya existe, sin duda, antes de sonar, y que... permanece después de haber sonado, o sea, algo que está perennemente ahí, en una especie de silencio vivo". 

Carta a un amigo músico sobre Victoria de los Ángeles, 1985.

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