Si la realidad no fuese, no tuviese superficie, no podríamos, nosotros, ser profundos; se nos da esa oportunidad: entrar en una corteza y descubrir una sabia positiva.
La realidad no es, a penas, nada en sí misma, es sólo una proposición de otra cosa, una invitación a otra cosa.
En la realidad no hay nunca nada negativo. Y cuando nos parece toparlo, tropezarlo allí dentro, es que no hemos sabido entender, comprender. Todo lo que encontramos negativo es que lo hemos visto superficialmente; lo negativo es eso: una visión superficial, una superficialidad. La realidad no puede ser negativa, cuando topamos con lo negativo de ella es que no hemos llegado al centro, a lo central de ella.
La realidad es caótica por fuera, negativa por fuera, para que nosotros podamos encontrar su centro positivo, un punto centro, su profundidad.
Ramón Gaya: De: "Anotaciones de diario inéditas (1952-1964)". Obra Completa, 2010. Edt. Pretextos.
La realidad no es, a penas, nada en sí misma, es sólo una proposición de otra cosa, una invitación a otra cosa.
En la realidad no hay nunca nada negativo. Y cuando nos parece toparlo, tropezarlo allí dentro, es que no hemos sabido entender, comprender. Todo lo que encontramos negativo es que lo hemos visto superficialmente; lo negativo es eso: una visión superficial, una superficialidad. La realidad no puede ser negativa, cuando topamos con lo negativo de ella es que no hemos llegado al centro, a lo central de ella.
La realidad es caótica por fuera, negativa por fuera, para que nosotros podamos encontrar su centro positivo, un punto centro, su profundidad.
Ramón Gaya: De: "Anotaciones de diario inéditas (1952-1964)". Obra Completa, 2010. Edt. Pretextos.
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