viernes, 6 de abril de 2012

MOZART


Veo en él como en muy pocos, de tan absoluto que es, la gran inmoralidad del arte, la limpia, la pura, la alta inmoralidad que representa esa convivencia de lo celeste, diríamos, con lo terreno. El orgullo antipático del artista completo no es sino ese desajuste entre lo humano que toca a su alrededor y, ¿me atreveré a decirlo?, lo inhumano que siente. A la historia del arte, que como sabemos, no hace sino registrar y manejar una largo rosario de apariencias, de superficies planas, es decir, de estilos, se le escapa siempre lo esencial del creador profundo. Esa historia amanerada y superficial de las características ha señalado en Mozart muchas cosas: gracia, espontaneidad, soltura, instinto, maestría. ¡Cómo si eso fuera lo que compone y hace un creador! Esa historia crítica, en cambio, no ha sabido ver en Mozart el terrible desprecio, el desprecio grande,  el desprecio enamorado que distingue al creador verdadero de los que no lo son, o no lo son total y profundamente, el despego, en fin,  que le denuncian como hermano de los mayores: Fidias, Shakespeare, Cervantes, Velázquez.

Ramón Gaya. Del texto: "Mozart" (6 de agosto de 1944). O.C. Edt. Pre-Textos.

Texto completo.

CONCIERTO PARA CORNO by Wolfgang Amadeus Mozart on Grooveshark

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