viernes, 10 de agosto de 2012

SOBRE "LOS HOMENAJES DE RAMÓN GAYA".


Cubierta de "Los homenajes de Ramón Gaya"


    Con la pulcritud a que nos tiene acostumbrados, Pre-Textos publica Los homenajes de Ramón Gaya, un perspicaz ensayo de José Muñoz Millanes que sigue el rastro a las obras en las que el pintor murciano homenajeó a sus modelos dilectos: Velázquez, Constable, Murillo, Tiziano, Carpaccio, Van Gogh, Sesshu, etc. Más allá, analiza las intenciones de Gaya al realizarlos, una tarea en la que se sirve de escogidas y muy precisas referencias tomadas de otros autores que también se han acercado a ese mundo tan particular -único, mejor- dentro del complejo panorama artístico español del siglo XX.
    Desde la admiración, Gaya montaba en el estudio auténticos "altarcitos" (así los denominó Concha de Albornoz), "pequeñas instalaciones en honor y ofrenda al huésped admirado" que luego llevaba al lienzo. Objetos, reproducciones (para bien o para mal: en México no podía visitar museos, pero sí ver libros) que le permitían trasladar la atmósfera de esa pintura apreciada. Siempre "desde mí", como aclaró en una ocasión.
Hay algo de composición fragmentaria (cubista incluso) en el empeño, de "reordenación o combinación" de elementos u objetos encontrados donde no se descarta la improvisación . Y todo a partir, cómo no, de la atenta mirada que está en el origen, como dijo Weil, de la "facultad creadora".
    El gusto por la serie, por la variación (la mejor manera de alcanzar la sorprendente novedad: "Yo no repito, insisto"), el ambiente doméstico (el valor "lárico" u hogareño de Rilke, recuerda Millanes), el refinamiento de la popular pobreza digna (que simbolizan los cacharros -vasos, cerámicas, copas- usados para ese retablo portátil), etc. dan lugar al cuadro (sin encuadre, sin borde) que Gaya pinta, preferentemente, al atardecer, "la hora de la pintura", la mejor para para un mediterráneo fascinado por la luz.
    Muñoz Millanes, un ensayista lúcido y exigente como pocos, ha escrito un texto lleno de encanto, inolvidable, sobre todo para los que admiramos la no menos rigurosa e inteligente pintura de Gaya. Un texto en el límite de la poesía, no en vano el autor de Homenaje a los pintores chinos u Homenaje a Sesshu fue un excelente poeta y todo lo que tocó está impregnado de esa indefinible magia.
    Tras leerlas, parafraseé al vuelo unas palabras de Enrique García-Máiquez que cita Millanes. Donde él dice: "uno de los misterios de su pintura consiste en que no todo lo que se ve en ella ha sido pintado", yo diría: "uno de los misterios de la poesía consiste en que no todo lo que se lee en ella ha sido escrito".

Reseña sobre el libro "Los homenajes de Ramón Gaya", de José Muñoz Millanes. Edt. Pre-Textos.


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