El hombre natural cree que la obra de arte es un compuesto, y supone que el artista va colocando en ella cosas, cosas conquistadas en la realidad y en el espíritu. Claro que el arte, o mejor, la Historia del Arte está plagada de obras conseguidas así, conseguidas por composición, por acumulación de virtudes, de excelencias, de valores (la pintura de Botticelli, la poesía de Góngora, son eso, vitrinas, vitrinas maravillosamente cerradas, en donde el autor ha ido guardando, apresando, esto y aquello); pero esas obras no son sino arte artístico, es decir, no son arte total. En Fidias, en Shakespeare, en Tiziano, en Velázquez, en Cervantes, en Mozart no ha sido encerrado nada, sino libertado todo, dejado escapar todo. Paseando por las salas del Louvre con alguien a quien estimo mucho -S.G., terriblemente inteligente y pedante-, nos detuvimos frente a un Poussin, y después de una larga contemplación me dijo algo como esto: “¡Qué hermoso cadáver!”. Entonces me pareció una frase tonta; hoy la reproduzco aquí porque debajo de su ridiculez externa le encuentro ahora mucho sentido. Es cierto, y no sólo es cierto en un artista mediocre como Poussin; las obras de Praxiteles, Leonardo, incluso Bach, son como grandes cadáveres de hermosura, cuerpos fijos en donde la belleza ha sido atrapada, pero no la vida, o quizá también la vida, pero la vida detenida, no continuada hasta el alma. Sus espléndidas obras son siempre muertas porque no son hijas de la generosidad, sino de la avaricia, del ahorro, de la acumulación; son muertas porque han sido cerradas con llave. Y Dios parece castigar al avaro, más que inutilizando, más que matando su tesoro, conservándoselo eternamente bello, bello sin qué, bello sin sentido.
Ramón Gaya. De: "Portalón de par en par". Obra Completa. Edt. Pretextos. 2011
Texto completo.
6 comentarios:
Un fragmento excelente para mostrar la distinción entre el arte artístico y el arte creador. Gaya insuperable.
Mi absoluto desacuerdo por lo que respecta a Bach, quien, aunque Gaya no supiera verlo, era un creador de seres vivos, no de artefactos. Ahí, Gaya no acertaba.
Sobre Bach: No se entiende por qué considero siempre a Bach un artista-artista, y no un artista-creador. Los “musicantes”, casi sin excepción, consideran a Bach el escalón más alto de la Música, y quizá sea verdad; pero... claro, no se trata aquí de Música (ni de Pintura, ni de Escultura, ni de Poesía). En este punto es dónde se produce el lío, el “imbroglio”. Los críticos, los historiadores, los estetas...
Bach emplea la pasión como contenido, como relleno de su música, de la Música, porque lo que él persigue es la música; es pues un músico, el músico por excelencia, el artista-músico.
Ramón Gaya. Insistencia I. Obra Completa.
Gracias por la nota. Mi admiración por Gaya, que es muy grande, sigue intacta; mi disentimiento respecto a Bach, también. Yo creo que no lo entendió, lo que ciertamente no sería ningún desdoro para él: nadie puede entenderlo todo. Agradezcamos lo mucho que sí entendió, y lo excelentemente que supo contarlo.
Gracias a ti por tus palabras y por disentir desde el respeto y la admiración.
Juan Ballester
Sería yo alguien enormemente desagradecido si manifestara menos que eso, respeto y admiración (vivísimos, añado) por RG. Nunca tuve la suerte de hablarle, pero sus escritos (y, particularmente, esa inagotable maravilla que es "Velázquez, pájaro solitario") me han acompañado y enseñado más de lo que puedo expresar. Y lo siguen haciendo.
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