viernes, 30 de noviembre de 2007

RETRATO DE RAFAEL DE PAULA

RG pintando a Rafael de Paula en abril de 1996. Foto: Juan Ballester


En abril de 1996, y durante dos sesiones, Ramón Gaya realizó un retrato del torero Rafael de Paula. Se pintó en la casa que en ese momento tenía Gaya en la calle Cuchilleros de Madrid.



Esta imagen de Paula dando una media verónica le gustaba mucho a Ramón Gaya. Creo incluso que se publicó en el País, y la tenía recortada.



Retrato de Rafael de Paula. 1996

jueves, 29 de noviembre de 2007

SALVADOR GAYA

Salvador Gaya, óleo de RG pintado en 1926

Ramón Gaya Pomés nace en Murcia, en el Huerto del Conde, el 10 de Octubre de 1910. Sus padres, catalanes, se han trasladado allí por la profesión de su padre, Salvador Gaya, maquinista litógrafo, “un obrero muy siglo XIX, ilustrado, socializante, apasionado wagneriano, admirador de Tolstoi, de Nietzsche”. Su madre, Josefa Pomés, es hermana del periodista y escritor Ramón Pomés. Ramón es el segundo hijo del matrimonio; el primero, Ernesto, muere a los siete años, cuando Ramón apenas tiene unos meses.
Salvador Gaya va a participar en la instalación de un taller de litografía dedicado a la fabricación de etiquetas para la industria del pimentón. En ese momento la familia tiene alquilada una casa en el recinto del Huerto del Conde, y es allí donde su padre enseña la técnica del dibujo litográfico a dos alumnos del Círculo de Bellas Artes que se estaban preparando para ser pintores, Pedro Flores y Luis Garay.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

PÉREZ SÁNCHEZ SOBRE RAMÓN GAYA

Alfonso Pérez Sánchez y RG en el Prado. 1992. Foto: Juan Ballester


Alfonso Pérez Sánchez: "Hace ya más de un cuarto de siglo que, en la primavera de 1960, tuve ocasión de encontrarme por vez primera con las obras y las palabras de Ramón Gaya en una exposición en la madrileña Galería Mayer, ya desaparecida.
Me sorprendió entonces aquella pintura a contrapelo de cuanto se jaleaba y se exaltaba en los reducidos círculos artísticos jóvenes y “modernos” de la cerrada España de aquellos años. Joven yo, y deseoso de “modernidad”, me avergonzaba casi de que aquellos breves lienzos, tan reales y verdaderos, pudiesen emocionarme con la misma emoción que me sacudía en las salas del Prado."
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martes, 27 de noviembre de 2007

SENTIDO AUTOCRÍTICO

La silla. 1923


R.G. "De eso no me acuerdo. Lo que recuerdo es que en mi casa se guardaban dibujos míos firmados ya como obras, firmados ya con la pedantería del artista, de cuando tenía seis años. Dibujos del natural: figuras, paisajes, palmeras, árboles; y todo eso del natural, no esos árboles y esas figuras que se inventan los niños. Yo tenía poca inventiva, a mí me gustaba reproducir, recoger lo que veía en la realidad, y lo más cercano a la realidad que pudiera. Y como, claro, no sabía nada o sabía muy poco, rompía furiosamente los dibujos; cosa rara. Lo digo porque eso no es una actitud infantil. El niño, precisamente, cuando hace tres líneas y no se las entienden las explica: "Esto es una señora que va a la compra y éste es su hijo", y son unas líneas que uno no entiende. Es decir, el niño no renuncia nunca a una sola línea de las que hace; las quiere hacer válidas. Muchas veces me reñían mis padres porque rompía inmediatamente lo que yo creía que no estaba bien, que estaba lleno de errores. Y es que yo tenía ya en ese momento un sentido crítico, autocrítico muy grande. Me parece importante señalar eso, porque sí parece raro en un niño".

Entrevista concedida por R.G. a Elena Aub. Valencia, 1981


lunes, 26 de noviembre de 2007

DE JOSÉ BERGAMÍN A RAMÓN GAYA

Ramón Gaya y José Bergamín con Conchita y Carmela, hermanas de la pintora Soledad Martínez, en París, 1966


Querido Ramón, cuando iba a escribirte diciéndote que no había podido escribirte, como quería, y que me perdonaras mi ausencia en tu homenaje, algo inesperado y sorprendente sucedió en mí; que fue este soneto en vez de mi carta, y aquí te lo envío. Perdóname de todos modos mi retraso.
Para mí ha sido una alegría tan misterioso nacimiento, revelador de lo que más honda y entrañablemente sentía y creía no poder decir.

Quisiera que lo fuera también para ti.

Con un gran abrazo.
Pepe.




SONETO
Homenaje al pintor Ramón Gaya
mejor entre los mejores de todo tiempo.


Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía.
RUBÉN DARÍO


¿Qué fina sombra de amorosa lumbre?
¿Qué cenicienta voz casi apagada?
¿Qué hoja muerta no vuelve llamarada
viva de luz su breve podredumbre?

¿Qué alto vuelo solar, sobre qué cumbre
de espantables abismos rodeada,
no vence al parecer de la mirada
del cielo la infinita pesadumbre?

Siento, Ramón, que ese temblor secreto
que hay en tu luz, y es otra luz más pura,
hace temblar también en mi esqueleto

la melodiosa voz de tu pintura,
diciendo en gongorino verso escueto:
“quien más ve, quién más oye, menos dura”.

JOSÉ BERGAMÍN
Domingo, 14 de septiembre. 1980



José Bergamín

domingo, 25 de noviembre de 2007

SÉ QUE SOY PINTOR

La peinadora. 1997

R.G.
Como yo sé que soy pintor, me preocupo por la pintura hasta durmiendo. Me preocupo por la pintura misma porque yo me siento más o menos "habitado", ¿verdad? Y aquí no se habla de valores, de calidades. Eso es una incógnita. Eso no lo sé yo, ni lo sabe absolutamente nadie. Eso hay que dejárselo al... no al tiempo, porque el tiempo a veces tampoco nos entera. Eso hay que dejarlo aparte. Eso casi no importa. Yo lo que sé es que tengo que pintar, que me interesa pintar, que me siento pintor, que creo que tengo ciertas dotes como pintor. Entonces, eso es lo que tengo que hacer, lo que tengo que realizar. Y al mismo tiempo que yo siento eso como una necesidad absoluta, ineludible, también siento la tentación constante de dilucidar en qué consiste eso, más o menos.

Entrevista a Nigel Dennis. Valencia. 1983

sábado, 24 de noviembre de 2007

DE ENRIQUE DE RIVAS A RAMÓN GAYA

Enrique de Rivas en el Museo Gaya, el 29 de noviembre de 2006


A RAMÓN GAYA
en su tránsito



"Lo pintado no es nada, es una cita
-sin nosotros, sin lienzo, sin pintura-
entre un algo escondido y lo aparente"

De "Mansedumbre de obra" R.G.




EL CABALLETE VACÍO


El caballete ahí, como esperando
el toque de su mano, su mirada,
el peso de la tela preparada
para la obra de hoy. Pero ya el cuándo
no cabe en el reloj. Desorbitada
la luna del espejo está buscando
luz e imagen en su aire respirando,
mas luz, imagen y aire son ya nada.

¿Son ya nada o ya Todo? Transparencia
es el hueco dolor de la madera,
el agua inmóvil que el espejo habita;
el alma, ya abandono; el ser presencia;
certidumbre el vacío de la espera
mansamente acudiendo hoy a la Cita.


Enrique de Rivas 16 de octubre de 2005

viernes, 23 de noviembre de 2007

UN FRUTO Y UN RESULTADO

"Cabeza de mujer". Dibujo del creador Diego Velázquez


"Autorretarto". Dibujo del artista Leonardo da Vinci


R.G.: "El creador genuino, real, no se sirve de su talento, sino que pasa de largo por él, lo traspasa hasta asomarse, peligrosamente, a una especie de vacío, a un abismo grandioso, a un lugar... todo naturaleza, donde no valen disposición ni espíritu. El artista, el hacedor de obras de arte, el artífice, en cambio, lo tiene que hacer todo desde su talento y con su talento –sacárselo todo de la cabeza-, usándolo sin gastarlo, sin agotarlo, no cuenta con otra cosa, no tiene poder creador, sino arte, y su obra no será nunca un fruto, un ser natural y vivo, sino un resultado".

Anotaciones de Ramón Gaya. 40-50

jueves, 22 de noviembre de 2007

EL BODEGÓN DE LA MANDOLINA

El bodegón de la mandolina. 1927

R.G.: "...Ese cuadro del capote y la bandurria, que se ha reproducido quizá demasiado, es en realidad un cuadro aislado, único, pues finge una especie de ingenuidad artificial, deliberada, que yo ya no tenía, pero que se estilaba entonces; era como una moda, algo que había por entonces en el ambiente, algo así como querer salvar, rescatar algo de lo español; algo que tuvo su mejor fruto -aunque ahora me guste poco- en el Romancero gitano de Lorca".

Entrevista a Juan Manuel Bonet. La Calle. Madrid 1978

miércoles, 21 de noviembre de 2007

JOSEFA POMÉS


Josefa Pomés, madre de Ramón Gaya, fotografiada en el estudio murciano de Miralles, en 1910. Esta fotografia ha acompañado durante toda la vida a Ramón, y ha sido objeto de diversos homenajes.

martes, 20 de noviembre de 2007

POSTAL DE NIGEL DENNIS A RAMÓN GAYA

Postal de "Montmajour". Vincent van Gogh


18/11/84. Mi querido Ramón: La Sirena acaba de volver de Nueva York, deslumbrada y profundamente conmovida por la exposición de Van Gogh que llegó a ver en el Metropolitan. Dice que ahora te comprende mejor (¿querrá decir mejor que yo?...) Así que Vincent y el Gaya están aquí con nosotros, admirados y queridos.

Como sigo trabajando como un enano en cosas inútiles, no tengo nada que deciros. ¿Cómo os van las cosas por ahí? ¿Ha aparecido el libro? ¿No se han animado aún los clientes? Muy bien lo que dices sobre los divertimenti, como era de esperar. No me han llegado todavía las cartas más interesantes al parecer de CH- y empiezo a creer que están en Puerto Rico...
Besos para la Cuca, y para ti el gran abrazo cariñoso de siempre.

Nigel

Nigel Dennis con Tomás Segovia en Madrid. Foto: Isabel Verdejo. may. 2007

lunes, 19 de noviembre de 2007

HE PINTADO ESE MOMENTO


Con María Zambrano en la Vía Apia. Viñeta de 1989



1989 MARÍA ZAMBRANO

(He pintado ese momento)

ABC, Madrid, 1989, 23-IV, pg. 73


Es muy difícil hablar de una persona amiga; hay algo –un no sé qué- que nos impide formular aquello que con más ahínco quisiéramos decir, acertar a decir de esa persona: lo que más hondamente valoramos de ella, lo que más intensamente... queremos de ella.


María Zambrano

A María Zambrano todos hemos tenido alguna vez la tentación de suponerle un algo, y hasta un mucho, de... Sibila o de Pitonisa. Hoy no lo creo propiamente así, ya que sería, hablando mal y pronto, como decir una verdad que al mismo tiempo... no es verdad; sería como negarle a nuestra gran amiga el don mismo del pensamiento; sería como suponerlo todo en manos de la simple inspiración, de la simple adivinanza. Y lo cierto es que María Zambrano... piensa –y existe- como cualquier otro ser mortal. Lo que sucede es que María, nuestra amiga, no se ha... puesto nunca a pensar, como tantos –incluso algunas veces el propio Ortega-, sino que ha pensado siempre como sin proponérselo, como sin quererlo, como sin... saberlo. Es también la manera de ser, de ser naturaleza, que habíamos visto en Nietzsche. Estas buenas y extrañas personas creadoras naturales de pensamiento, de poesía, de pintura, de música- más que hacer tal o cual cosa, parecen serla, sin más. ¿Quién puede pensar que un “andante” de Mozart ha sido... compuesto? Van Gogh, en realidad, no pinta, deja que la pintura, ella sola, ingenuamente en cueros, se manifieste, eso es todo. Velázquez no es ya que no pinte, sino –como todos sabemos- que no quiere, en absoluto, pintar; se diría que Velázquez sólo viene a trasmitirnos la pintura –lo más silencioso y verdadero de ella, de esa... embustera- y entonces poder marcharse, irse. María Zambrano es, pues, una de esas criaturas... creadoras.


Vía Apia


En Roma, durante años, nos hemos visto casi todos los días. Yo tenía entonces un estudio en Mario di Fiori, casi esquina a via Condotti, y María, con su hermana Araceli, vivía en Piazza del Pòpolo. Nos movíamos muy bien por estos lugares: el Café Greco, Piazza de Spagna, via del Babuino, la frutería, la “trattoría”; el lujosísimo escaparate de ropa o de joyas al lado mismo del verdulero, los gatos... Pero quizá en donde he visto a María, no más feliz, ni más triste, sino más... plena, más completa, ha sido en la via Apia. A María le gustaba, sobre todo, llegar hasta un relieve muy perdido, muy gastado, de una tumba romana.


Junto a esa tumba hay un pino –un pino romano- que también parece una escultura. Casi podría pintar ese momento.

Ramón Gaya

domingo, 18 de noviembre de 2007

SOBRE EL ÚLTIMO TIZIANO

Pastel de R.G.: La Pietá -el último Tiziano- 1978


R.G.: "Tiziano, con su impersonalidad, abre la Pintura. Miguel Ángel, con su personalidad, cierra la escultura".

(La Serenissima, 24 de agosto de 1958. De: O.C, Tomo III, Ed. Pre-Textos)

sábado, 17 de noviembre de 2007

PINTURA ES SACRIFICIO

Ramón Gaya en su casa de Cuchilleros. Abril 1996. Foto: Juan Ballester


DE PINTOR A PINTOR


El atardecer es la hora de la pintura.
Tiziano

P
intar no es ordenar, ir disponiendo,
sobre una superficie, un juego vano,
colocar unas sombras sobre un plano,
empeñarte en tapar, en ir cubriendo.

pintar es tantear -atardeciendo-
la orilla de un abismo con tu mano,
temeroso adentrarte en lo lejano,
temerario tocar lo que vas viendo.

Pintar es asomarte a un precipicio,
entrar en una cueva, hablarle a un pozo
y que el agua responda desde abajo.

Pintura no es hacer, es sacrificio,
es quitar, desnudar; y trozo a trozo,
el alma irá acudiendo sin trabajo.


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viernes, 16 de noviembre de 2007

LAS RESPUESTAS

En Valencia. Agosto de 1989. Foto: Juan Ballester


R.G.: Ante un cuadro mío siempre observo la misma actitud. No digo: "voy a hacer mi gran obra". Eso es una tontería. Después de pintar un cuadro no sé lo que he hecho hasta que pasan varios días y lo miro; y me responde. Porque un cuadro no es una cosa que se hace, sino una respuesta que se recibe de sí mismo. El artista está ante la realidad con una actitud interrogadora, y la obra es la respuesta que se recibe. En mis cuadros hay fragmentos que son respuestas; las respuestas que todavía espero son las que más me interesan.

Entrevista a Pedro Soler. 1977. La Verdad. Murcia

jueves, 15 de noviembre de 2007

ANOTACIONES DEL TÉVERE

R.G. Los baños del Tévere. óleo de 1971

R.G.: "Sin el milagroso fenómeno natural del reflejo, el agua, informe entonces, se perdería, se disolvería en nada, se precipitaría río abajo, sin pena ni gloria, tan sólo como un elemento estrictamente útil para la vida, pero no lleno de enigmática significación. La imagen que vemos en el agua no es, como podría pensarse, una simple copia ociosa, un simple calco de la realidad; no es algo externo, ajeno, que desde fuera se suma, se añade al cuerpo líquido del agua, sino que esa puntualísima imagen refleja es, precisamente el ser mismo del agua: su misma sustancia, su esencia palpitante que aflora, que se deja ver, que se expresa en una especie de silencio apretado, concentrado."


R.G. "La barca azul, del Tévere" Pastel de 1968


R.G.: "Esa imagen que, a primera vista, parece adentrarse en el cuerpo del agua es, en realidad, su misma estructura, su misma arquitectura, más aún, su firme esqueleto vivo, que se manifiesta."

leer todas las anotaciones

miércoles, 14 de noviembre de 2007

ALICIA GAYA

Dibujo de Alicia Gaya, realizado por Ramón Gaya en 1952

martes, 13 de noviembre de 2007

ANOTACIÓN INÉDITA SOBRE VENECIA

Postal del Varadero de S. Trovasio. Venecia


R.G.: "Venecia, 19 de febrero de 1953. Venecia- lo pienso en el vaporetto- tiene algo de Kiosco, de Kiosco chino o de Pagoda. Tiene algo provisional-fijo que la hace tan milagrosa. Parece un proyecto, una proposición de ciudad que ha quedado cristalizada, fijada para siempre, en una especie de premio, de merecimiento".

Ramón Gaya: Anotación del diario, inédita.

lunes, 12 de noviembre de 2007

TEXTO DE GAYA SOBRE CERNUDA, DE 1935

Acuarela de Ramón Gaya de 1934 "Cernuda en Almería"

Conocí a Cernuda en un jardín. Paseaba, marchaba solo, pero iba con ese aire del que lleva a su lado unos galgos decorativos. Comprendí ya entonces que una sombra le acompañaba a todas partes, un perro inseparable y misterioso, su vida misma quizá, el boceto de una vida no vivida. Conocí a Cernuda en un jardín, pero en realidad él siempre parece estar en un jardín. En la calle o en el salón no se le comprende. Tampoco en el campo; un jardín o una playa es su fondo verdadero..

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Luis Cernuda

domingo, 11 de noviembre de 2007

DE "ALEGRÍA Y TEMBLOR"

Ramón Gaya con Pedro García Montalvo y Eloy Sánchez Rosillo en El Prado(Foto: Juan Ballester. Abril de 1993)


Fragento de: ALEGRÍA Y TEMBLOR (La pintura de Ramón Gaya)

[...........] Un roce de aire que es, en realidad, una brisa interior suya, de ellos, de su propio y secreto ser. Y que no viene de fuera, como le ocurre a todo lo vivo.

Esa es la impresión que los cuadros de Gaya, en la rica belleza de su luz, de su color, nos producen, cuando pasamos despacio, con largas paradas, ante su ser: como si ellos estuvieran también asomados en una viva orilla en la que han nacido. Y tuvieran no solo su luz propia, sino también ese su temblor propio.

[ .......] Desde hace más de un año, su pintor ya no está entre nosotros para verlos. Aunque en cierto modo lo sentimos muy próximo -quizá más que nunca-, mirando, siempre, hombro con hombro, a nuestro lado.

[.........] Ahora Ramón Gaya ha cumplido con esa última tarea del artista, en un sentido, dura y difícil, pero también la más pura y honda: dejar sola y libre a su obra. Como libres fluyen el verso, el agua y la ribera del río.


Pedro García Montalvo, Enero, 2007

sábado, 10 de noviembre de 2007

DIBUJO IMPROVISADO

Un día en Roma, en la casa de pinturas donde solía comprar sus materiales y mientras probaba un lápiz sobre una hoja de papel que le dejaron, Ramón Gaya "improvisó" este boceto de desnudo.

viernes, 9 de noviembre de 2007

VILLA ADRIANA


R.G.: "El reflejo en el agua no es nunca una copia, sino algo directo y original; esa imagen de una realidad boca abajo que ofrece el agua, no repite tontamente las cosas que están arriba, en pie, inmersas en el aire; nos muestra un rostro suyo que no es más que suyo, único, absolutamente inédito."

De: Anotaciones del Tevere. O.C. Tomo II, Ed. Pre-Textos.

jueves, 8 de noviembre de 2007

"LA ESPERA" DE ELOY SÁNCHEZ ROSILLO






LA ESPERA
(Homenaje a Ramón Gaya)


Se acerca a la ventana, y a través del cristal sus ojos
---siguen
el curso de esas nubes tan blancas que van cruzando
---lentamente
el cielo azul de la mañana. Y luego observa
cómo se duerme el sol sobre la paz de los tejados,
mientras todo está bien y el tiempo apenas pasa.

Hay mucha luz en el estudio, y se diría que las cosas
que ha ido el amor reuniendo en esta habitación
están aquí en su sitio, como acompañando
gustosamente con su silencio inanimado al hombre
que ahora abandona la ventana y se acerca despacio
a ese lienzo aún vacío, a los pinceles
que aguardan el instante de dejarse llevar con
---mansedumbre
por una mano limpia y conocida.

Se ve sobre una mesa una copa con agua,
y en ella unos jazmines.
-----------------------Él los mira, y querría
entender el secreto de estas pequeñas flores, el misterio
de su leve perfume, de su blancura delicada,
para poder más tarde dejar temblando sobre el lienzo
la cerrada belleza que lo conmueve y permanece
ajena a su emoción, a su deseo,
inconquistada y sola, desvalida.

Pero siente que el momento de hacer suya esta
---hermosura,
de confundirse con su ser, aún no ha llegado,
y se retira con humildad, se aparta
de ese lugar radiante.

-----------------------Y vaga por el cuarto,
decidido a esperar a que madure el tiempo
en que la viva realidad que ansía,
dulcemente, sin lucha, se le entregue.

Se sienta en una silla. Abre un libro. Regresa
a los versos sabidos de algún poeta amado.
Después, durante un rato, lo acompaña la música,
y perdido en la mágica intimidad de una sonata
piensa quizás, involuntariamente,
en ciertas cosas de su vida, en las cosas que el tiempo
le dio y le fue quitando: la ciudad delicada
y polvorienta, dormida bajo el sol,
en la que vio la luz; los no olvidados huertos
de su niñez; aquellos quietos días
en que todo era ingenuo y permanente
y estaba anclado en un rincón del paraíso.

Más se acabó el encanto. El tiempo se echó a andar y de
---pronto las cosas
descubrieron la muerte.
------------------------Y aquel adolescente
se sintió herido, vio que en su pecho había
una extraña inquietud, un anhelo muy vivo
de fijar de algún modo –en un papel, acaso sobre un.
---lienzo-
los efímeros dones del mundo.
------------------------Y desde entonces
se entregó con pasión a su quimera, quiso arder para
---siempre
en la llama intensísima de ese amor exclusivo.

La soledad le ha dado compañía, y lo ha ayudado
a defender su fe, a no dejar jamás que se apagara
la sagrada ilusión. Ella lo ha conducido
-fiel a sí mismo siempre, intacto y puro-,
a través de la vida y de los años, hasta esa silla en la que
---hoy
recuerda o tal vez sueña mientras suena la música.

Todo se acalla al cabo. Y el profundo silencio
vuelve en sí al soñador.
-----------------------Contempla de nuevo los jazmines,
la transparencia de la copa y los alegres juegos de la luz
en el cristal que brilla.

-------------------------------Y, de repente, oye
como un rumor de misteriosas aguas, y se siente invadido
por la presencia súbita de un poder que lo impulsa
a coger el pincel y aproximarse al lienzo.

Y casi sin esfuerzo, casi a pesar de él mismo,
su mano va sacando lentamente de la oquedad del cuadro
la verdad trascendida del cristal y las flores,
que aquí, sobre la tela,
salvados ya del tiempo y del olvido,
ofrecen su inocencia temblorosa y son al fin
imagen viva del amor, cifra del universo.


Eloy Sánchez Rosillo (De: Páginas de un diario, 1977-1980)

martes, 6 de noviembre de 2007

LA VILLA MEDICI

Ramón Gaya. "La Villa Medici". 1986

R.G.: "Roma, 29 de Enero de 1957. Sol y frio. Finalmente he podido pasear un poco por el jardín de la Villa Medici. Me tropecé enseguida con los temas de los dos paisajes de Velázquez; están casi intactos. Y de pronto me pareció sentir como una ráfaga de ese invierno bueno y limpio, y seco, de Madrid, tan distinto del invierno romano. ¿Puede darse un entrelazado así, de una realidad con otra?".

De O.C. Tomo III, Ed. Pre-Textos

lunes, 5 de noviembre de 2007

DE CONSTABLE


R:G: "La Baie de Weymouth de Constable es, creo, uno de los mejores, de los más prodigiosos cuadros que se pueden ver aquí. Una gran nube, un poco de mar, otro poco de sol filtrado... ¡Qué pocos elementos hacen falta para que pueda nacer una obra así, tan... inacabable, tan infinita!"

(De: Diario de un pintor, París, 21 de diciembre de 1952. O.C. Tomo III, Ed. Pre-Textos)

domingo, 4 de noviembre de 2007

EN FLORENCIA

Ramón Gaya, Clara James, Concha de Albornoz y Juan Gil-Albert. (Florencia 1952)

R.G.: "Concha, de todas las personas que conozco, no digo que sea la más profunda -¿quién podría dictaminar y decidir... eso?-, pero sí que dispone de una atención más profunda. Ese poder de atención extrema, de concentración extrema, se debe, en parte, a su muy decidida abstinencia; porque, por extraño que pueda parecernos, en cuanto alguien cede a la tentación de... hacer, su facultad de ver, de comprender, de percibir, de recibir y de adentrarse en la realidad, se debilita: el... quehacer se apodera de todo, lo vacía todo."

Diario de un pintor, Verona, julio de 1952. En: O.C. Tomo III, Edt. Pre-Textos

sábado, 3 de noviembre de 2007

SOBRE LA FOTOGRAFÍA


MANUEL ÁLVAREZ BRAVO
(Fotógrafo)


El arte de la fotografía ¿no será simplemente el arte de ver, de saber ver? Sí, es sólo eso, nada menos que eso. Y llamo a la fotografía el arte de saber ver simplemente, no porque quiera rebajarla en su calidad de arte, sino porque quiero diferenciarla.

La fotografía no será nunca, no puede ser nunca un arte de creación, sino de observación. Es el arte de descubrir y no el de inventar o crear. Por eso la fotografía de estos últimos tiempos me parece adulterada, desviada, falsa. En los últimos quince años el fotógrafo ha estado creyendo que su misión era componer, agrupar, preparar asuntos y fotografiarlos después con toda esa maravillosa perfección técnica que hemos, eso sí, adquirido para siempre, pero hoy más que nunca nos damos cuenta de que todo aquello que en la fotografía ha sido compuesto, ha sido colocado, aparece en ella como sin vida, como vacío. No existe, pues, la fotografía de arte, sino en todo caso, como hemos empezado a decir aquí, el arte de la fotografía, o sea, el tino, el secreto de la fotografía, ya que si puede existir la fotografía de arte podría existir la fotografía preparada, amañada, calculada, pensada. Porque un pintor puede, cuando se dispone a pintar una naturaleza muerta, entregarse sin miedo alguno a la colocación artificiosa de los objetos que han de servirle de modelos: la verdad pictórica, que al igual que en el teatro la verdad teatral, es una mentira, se encarga de borrar su sensación de falsedad; pero si un fotógrafo quiere fotografiar esos mismos objetos que el pintor ha ido agrupando con tanto cuidado le resultará una fotografía muerta, inanimada. El fotógrafo no puede componer ni amañar, no puede idear, o mejor, no puede concebir, crear, ha de lograr una actitud pasiva, ha de ser un hombre que sabe esperar, que sabe mirar lo que sucede en torno. Todas las cosas –objetos y gentes- que un pintor ha de pintar a lo largo de su vida están ya desde un principio dentro de él, todos los retratos que un pintor se decide a pintar son retratos de personas que ya llevaba él dentro de sí, y las saca a la luz cuando coinciden con alguien exterior, con alguien que se ha tropezado en la vida exterior, es decir, el pintor cuando pinta no sólo ve cosas, sino que ve y escucha, o se escucha, y del buen enlace que haga de eso que está viendo en la realidad y de eso otro que está escuchando en lo profundo de sí mismo, depende que la obra de are se realice verdaderamente.

El fotógrafo, en cambio, ha de ser un hombre lleno de sorpresa ante las cosas, lo que retrate ha de estar viéndolo por primera vez, virginalmente. Yo diría que no hay más fotografía que la instantánea; o mejor, que toda buena y auténtica fotografía es, aunque para conseguirla se empleara el tiempo de “exposición”, una instantánea, una sorpresa, un hallazgo.

Ante Manuel Álvarez Bravo nos encontramos con un fotógrafo excepcional, excepcional porque teniendo como tiene talento no ha desviado su condición de fotógrafo, de fotógrafo fiel, auténtico, cierto.

Ramón Gaya. México. 1940
(fotografías de Manuel Álvarez Bravo)


viernes, 2 de noviembre de 2007

"A RAMÓN GAYA" DE TOMÁS SEGOVIA



A RAMÓN GAYA

Tenía que haber alguien que siguiera asido
A la rienda más firme en la estampida
Alguien que en el rebaño
Donde reina un bullicio de jauría
Y sin soliviantarse sin arremolinarse
Mantuviera la marcha
Tuvo que haber alguno
Que siguiera mirando como en un mediodía
Sin dejarse arrastrar al parpadeo
Tenía que haber ése
Y ése tenía que entregarnos
El mundo que es el nuestro
No repitiéndolo ni suplantándolo
No dando de él siquiera testimonio
Sino dándonos fe de su presencia

Tomás Segovia. (14 mar 2003)

jueves, 1 de noviembre de 2007

MI HERMANO ERNESTO

Ernesto Gaya, hacia 1908


Ramón Gaya en 1916, con el violín de su hermano Ernesto


R.G. "Teniendo yo unos meses murió un hermano mío de siete años, [Ernesto], que era un poco niño prodigio pues tocaba el violín. Bueno, tocaba Bach y cosas de esas que a mí me asustan. Mis padres no se consolaron nunca de esa pérdida, además, porque mi padre era un gran aficionado a la música..."

(De: Entrevista de Andrés Trapiello, 1988. En: Ramón Gaya de Viva Voz, 1977-1998. Ed. Pre-Textos, 2007)